jueves, 26 de septiembre de 2013

De lo que hay detrás del gasolinazo


El odiado gasolinazo… Otra injusticia del gobierno? O una acción necesaria?

El repudiado gasolinazo que hace referencia al aumento que mes a mes se lleva a cabo en precio de la gasolina, es odiado por muchos mexicanos. Injusto, ilegal, indebido… ¿pero necesario? Te has preguntado cómo es que con tantos cambios día a día en el precio del petróleo, ¿nuestra gasolina permanece estable?

El precio de la gasolina se establece mediante una fórmula compleja que toma en cuenta muchas cosas como el precio de importación, la calidad, el manejo y el transporte de ésta. También toma en cuenta el margen de PEMEX y los impuestos debidos (Impuesto Especial de Bienes y Servicios). Esta compleja fórmula se usa exactamente para mantener un precio estable en nuestro país. Sin embargo, es un precio artificial (y falso), ya que como mencioné antes, los cambios en el precio del petróleo ocurren día a día y naturalmente se debería adaptar el precio de la gasolina a diario. Básicamente, el precio de la gasolina está siendo fijado, por medio de un subsidio del gobierno, cosa que actúa como un amortiguador para las subidas y bajadas del precio internacional del petróleo. Pero, ¿qué tiene que ver el precio internacional del petróleo conmigo? “yo no compro gasolina en mis viajes al extranjero” como dice un comentario en Youtube.
El precio internacional del petróleo es el precio que dicta el mercado, de acuerdo a la oferta y demanda de barriles. Gracias a este subsidio, cuando el precio internacional bajaba, el precio artificialmente más alto en México brindaba sus buenas ganancias al gobierno. Desafortunadamente, cuando conseguir petróleo se volvió más difícil y más caro a partir del 2005 (escavando pozos más y más profundos para conseguir el oro negro) y la demanda por éste incrementó, el precio internacional subió naturalmente. Ahora el precio internacional está por encima del precio que pagamos en México por nuestra querida gasolina, que es la razón  (económica) por la que el gobierno desea alcanzar este precio internacional por medio de incrementos “pequeños” cada mes. Desde este punto de vista, los gasolinazos son simplemente un mecanismo para emparejar el precio subsidiado por mucho tiempo en México con el de mercados internacionales.  
Entonces ¿Qué tiene de bueno el gasolinazo?
Quitar el subsidio (por medio de gasolinazos) y dejar que el precio de la gasolina en México alcance y se ajuste al precio internacional, haría que los dueños de autos asuman los verdaderos costos de la gasolina y sientan su escasez.  Menos contaminación y menos tráfico serían los resultados de tener en cuenta el precio real de la gasolina.  Además, siendo los más “ricos” los que tienen acceso a un carro, son los que más se benefician del bajo precio artificial de la gasolina, creando un subsidio regresivo. En otras palabras, mantener el precio falso no tiene nada de social ya que beneficia solamente a los que ganan más (y que poseen un auto).
¿Qué tiene que pasar primero?
Teniendo en cuenta que el principal problema que rodea el tema de este energético es la necesidad de transportarse, si se elimina el subsidio a la gasolina por completo, se debe paralelamente incrementar la calidad y la oferta del transporte urbano. O bien, adaptar las vías para el uso de bicicletas.   

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Esta es una versión simplificada del gasolinazo y el efecto de los precios del mercado. Para más información, puedes visitar este blog por Salvador Medina (el cual se usó como referencia) o hacer una búsqueda profunda en internet. Este texto fue escrito para explicar la razón económica detrás del gasolinazo de una manera sencilla.
 

jueves, 19 de septiembre de 2013

De las 10,000 horas



"Somos lo que hacemos repetidamente. Por lo tanto, la excelencia no es un acto, sino un hábito."  -Aristóteles



El talento innato está sobrevalorado por muchos de nosotros, incluyéndome. Nos damos cuenta en estos años apenas, después de tantas investigaciones acerca del desempeño en cualquier ámbito, ya sea jugar tenis o ajedrez, pintar o escribir un blog, que lo que dijo el buen Aristóteles hace tantos años es, de hecho, verdad. Nos venimos dando cuenta de que no somos los elegidos para jugar fútbol. Ni  tenemos un don divino para bailar. Somos lo que hacemos repetidamente. 

 Anders Ericsson, líder de las investigaciones del alto desempeño, es el principal defensor del hecho que no existe tal cosa como el talento. Lo que quiere decir Ericsson es que, no hay tal cosa como el talento heredado en nuestro ADN, por nuestros padres, y que hace que algo en particular sea nuestro destino. No. En realidad depende de qué tanto trabajo en eso. Depende de cuántas veces salgo a correr. Depende de cuántas veces practico con la guitarra o cuántas veces juegas ajedrez. Todo está en la práctica. Diez mil horas de práctica hace posible alcanzar la pericia o incluso la perfección en cualquier ámbito de tu vida, de acuerdo con las investigaciones de Ericsson. Esto es la práctica deliberada, yo tengo el poder de influenciar mis propios resultados. 
Lo que separa a los mejores de los todos los demás
Si quieres mejorar tu actitud hacia las personas en tu trabajo, practícalo cada vez que se dé una oportunidad.  Si quieres mejorar tu ortografía, practícala en cada mail, o incluso mensajes y whatsapp. Muchas veces queremos mejorar en algo, pero nos resulta difícil salir de la zona de confort, salir y practicar. Y practicar. Y practicar más. La práctica no es sólo el ingrediente más importante, pero el más difícil y a veces, hasta el menos agradable.
Eso no es para mí...
 No. Falso. Esa frase no existe. Nos damos por vencidos diciendo – y creyendo – que algo no es para ti. No estás destinado a ser un buen gerente, un buen nadador o a cocinar como chef de 5 estrellas.  Pero no puedes estar más lejos de la verdad. Y es que nadie nació cocinando Osso buco a la perfección, sino que ha practicado cocina italiana yendo a cursos, leyendo libros,  participando en talleres.  La perfección no está en nuestros genes, está en el sudor, en los fracasos, en la frustración, en el esfuerzo y hasta en el sufrimiento que nos causa salir de nuestra zona de confort – de no volver a entrar a ella.  Es ahí donde vas a encontrar la excelencia. 

Libro recomendado:
-G. Colvin

jueves, 12 de septiembre de 2013

De cómo lidiar con alguien que no aguantas en la oficina





Desde los que se quejan de todo y de todos, los que huelen, los ruidosos, los chismosos, los fastidiosos o simplemente los flojos: todos tenemos un colega en la oficina que no soportamos. 

Lo peor de todo es que, esto afecta en mi actitud y en mi desempeño. He escuchado de personas que han renunciado antes de seguir sufriendo con estas personas. Entonces, ¿cómo es que puedo trabajar fervorosamente si a cada momento estoy pensando en morderme la lengua y no decirle lo que pienso?
Si te puedes identificar con el caso, no estás solo. Es más que común. De hecho, de acuerdo con Robert Sutton, siempre me voy a encontrar con esta situación en el trabajo, en la familia, vecinos. Normalmente, puedo no involucrarme demasiado con aquellas personas que no soporto: no hacerles caso y ya. Sin embargo, en el trabajo es más complicado, no? No puedo simplemente decidir que alguien me cae mal y que no quiero trabajar más con él/ella, es trabajo y no se va a hacer solo.
Por lo tanto, tengo aquí unos consejos que podrían ayudarte
1.      Maneja la situación y no dejes que la situación te maneje
No debo pensar siempre en cómo es que esta persona que pusieron a trabajar conmigo para hacerme sufrir actúa, habla, piensa. No. Al contrario, debo ocuparme de cómo estoy reaccionando yo ante la situación. De ahí es que puedo reconocer cuál es mi reacción ante la situación y manejarla. Debo encontrar un método para relajarme (uno real, y no contar hasta diez) y así aumentar mi manejo de estrés que me causa la persona.
2.      “¿y a ti te cae muy bien Mónica o normal?”
Por más difícil que sea aguantarme la necesidad de que alguien confirme mis sospechas acerca de  qué tan horrible es trabajar con “Mónica”, no debo de buscar a alguien para quejarme de esa persona en la oficina misma. Esto me puede afectar más a  mí que a ella: los demás pueden pensar que no soy tan profesional o que hablo mal de todos. Si es que de verdad necesito “salir de ese clóset” y contarle a alguien qué terrible compañero tengo, lo mejor es hacerlo con alguien fuera de la oficina.  
3.      No eres tú… soy yo
Aunque lo haya escuchado muchas veces, esta vez puede que sea verdad. Sí soy yo. No es la persona en sí la que te está haciendo la vida una telenovela (de las de antes), si no que eres tú. Sí, tú mismo. Si lo piensas esa tal “Mónica” no está sufriendo, no siente su pulso subir, no está mordiéndosela lengua, no se estresa por trabajar contigo, no llega a su casa y se queja de ti (bueno, eso quien sabe). Todo esto que acabo de decirte, lo hago yo mismo, a mí mismo. Entonces, debo empezar a analizar ¿porqué me molesta?¿le tengo envidia?... Incluso ¿a quién me recuerda esta persona? ¿Por qué le doy a esta persona tanto poder en mí?
De hecho, en un estudio realizado para determinar qué tipo de trabajador eres, se realizó por medio de un cuestionario preguntando “imagínate al peor compañero de trabajo que has tenido que soportar: ¿Qué es lo peor que hizo tu compañero? ¿Qué hiciste tú?”. El hecho es que, el estudio asume que mi compañero de trabajo es horriblemente igual al tuyo. Todos tenemos uno. La diferencia radica en cómo te manejas ante esta situación y de cómo reaccionas ante el estrés.   
 
Libro recomendado
The No Asshole Rule: Building a Civilized Workplace and Surviving One That Isn't
-Robert I. Sutton